Las manos tipean rápido mientras los ojos siguen la transmisión en alguno de los televisores que circundan el espacio. Al lado alguien contesta correos. Mas allá editan unas fotos. Alguien más lee, otros descansan un rato. El distinto color de los ropajes provoca un efecto de caleidoscopio que se acrecienta cuando se mezcla con los cercanos y variopintos acentos que conversan entre sí. “¿Quién ganó el oro? ¿A qué hora va Colombia? ¿Se llenó el Romelio? ¿Cómo le fue a la de Puerto Rico?”.
Los centenares de periodistas que a diario se encuentran en el Centro de Medios de los XXIII Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe trabajan a ritmo trepidante para llevar a sus audiencias el devenir de unas ambiciosas justas tanto en forma como en fondo. Los más de 5 mil atletas y casi 30 disciplinas se constituyen en un hito que obliga a multiplicar esfuerzos a la vez que lograr sinergias. La selva de datos, números, nombres, registros y escenarios puede tragarse incluso a la mejor de las intenciones. Concentración y mucha disciplina son las claves de estos atletas de la información.
En el contexto que nos compete, sumado al panorama actual de flujo digital de esa información, los usuarios finales cada vez menos acuden a la mediación periodística para enterarse de medallería o récords. Sin restar la importancia que necesariamente tiene, lo cierto es que al número se accede por varias vías. Por ello, fundamental es que la prensa hurgue en esa selva y saque a la luz las historias profundas que seguramente acompañan la vida que se mueve en las canchas o las pistas.
Como bien lo saben los que lo viven, tan importante es el registro deportivo como la experiencia que se guarda con cariño en los anaqueles de la memoria. Detrás de cada gota de sudor, de cada voz de aliento, de cada grito, de la lágrima o el dolor; con seguridad se esconden historias maravillosas, dolorosas, duras, esperanzadoras. Historias de seres humanos, como lo son quienes bajaron del Olimpo a competir.
Con el mismo rigor y metodología que el número requiere, pero con la sensibilidad y el corazón que el cuerpo pide, el periodismo reunido en estos Juegos tiene la misión de hacer visible el calor debajo del dato frío. Que el Centro de Medios palpite con la pasión de contar historias, las historias de los Juegos.