Por Fausto Pérez Villarreal
Un exquisito banquete visual, lleno de luces de diversas tonalidades, de música, en medio de fuegos artificiales en los que brillaron con gran intensidad la Miss Universo 2015 Paulina Vega Dieppa, el doble campeón de las Grandes Ligas Édgar Rentería y la estrella mundial del Pop, Shakira, le ofreció Barranquilla al mundo entero durante la inauguración de los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe, la noche del jueves en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez.
Ante más de 20 mil entusiastas asistentes y en un novedoso montaje audiovisual proyectado en las pantallas, con temática futurista se recreó durante varios minutos, en dos segmentos fraccionados al comienzo y al final, lo que será Barranquilla dentro de los próximos 114 años.
Basada en la novela de ciencia ficción ‘Barranquilla 2132’, que en 1932 publicó el escritor bogotano José Antonio Osorio Lizarazo, la puesta en escena, dirigida por Víctor Ariza, reunió a más 600 artistas que deleitaron la vista con su coreografía, acrobacias y vestuario.
Durante dos horas, el arte y la tecnología se fusionaron en perfecto acople para mostrar las diferentes expresiones que llegaron a la capital del Atlántico por el río y el mar.
La velada fue amenizada por la agrupación barranquillera Los de Adentro, que interpretó su éxito mundial ‘Una canción’. A continuación vino Sistema Solar, que le rindió un homenaje al legendario cantante local Nelson Pinedo con la interpretación de ‘La esquina del movimiento’; siguieron Andrés Cabas, Maía, Caliope, Cuco Valoy y Checo Acosta, quienes le rindieron tributo al Carnaval. Adriana Lucía interpretó con Dragón y Caballero la canción de los Juegos, ‘Viniste a ganar’, con la flauta de millo de Tato Marenco, y el acompañamiento, en el baile, de ‘Baquí’, el símbolo de las justas, y decenas de bailarines que blandieron las banderas de los países participantes.
El himno nacional lo interpretó el artista local Nicolás Tovar.
El desfile de cada una de las delegaciones de los 37 países que entraron en competencia lo encabezó México, con una nutrida asistencia, solo igualada por la de Colombia, la anfitriona, que cerró la caminata en medio de efusivos aplausos.
Mientras eran presentadas las delegaciones se escuchaba una canción alusiva a cada país. La más coreada fue la de Panamá: ‘Pedro Navaja’, de Rubén Blades, antes de que sonora, por Colombia, ‘En Barranquilla me quedo’, del ídolo local Joe Arroyo, que convirtió las tribunas del Metro en un solo canto: efusivo y alto, al unísono.
Luego llegaron los discursos, breves y sentidos, del alcalde Alejandro Char, quien entre otras cosas dijo que: “Esta es una pequeña muestra de lo que los barranquilleros somos capaces de hacer”; y del presidente Juan Manuel Santos, fuertemente aplaudido cuando dijo que “En los ocho años que llevo como presidente, mi esposa y mis hijos solo me permitieron una novia: Barranquilla”.
Cerró el segmento de discursos el presidente de la Odecabe, Steve Stoute, que leyó su texto en inglés, sin proferir vocablo alguno en español. Fue el más extenso de todos.
La aparición del futbolista Carlos Bacca, portando el fuego Centroamericano, desató la euforia en el estadio. El porteño, con trote suave, le pasó la antorcha a la bicicrosista Stephaine Coymat, quien estaba en el extremo sur del escenario. Coymat le dio el símbolo de los Juegos a la dos veces medalla de oro Mariana Pajón, y esta, a su vez, en condición de relevo, se la pasó a Helmut Bellingrodt, primer colombiano en ganar una medalla en los Juegos Olímpicos. El inolvidable tirador le hizo entrega de la llama encendida al beisbolista Édgar Rentería. Finalmente, el doble campeón mundial fue el encargado de tener la misión y el honor encender el pebetero, dándole inicio oficial a las competencias.
La cereza del postre la puso la estrella mundial Shakira, que antes de interpretar ‘Me enamoré’, ‘Hips don’t lie’ y ‘La bicicleta’, tres de sus éxitos más sonoros, dijo: “Estoy feliz de cantar en casa. Nada como cantar en mi casa”. La actuación de la barranquillera, en el templete, fue majestuosa. Al final, en medio de aplausos y del eco ensordecedor del clamor del público, pidiendo “otra… otra… otra… otra”, Shakira bajó del escenario y se perdió por la parte posterior del escenario. En el ambiente quedó la sensación de que se había asistido a un evento grandioso, espectacular, emotivo, digno de una inauguración de unos Juegos Centroamericanos y del Caribe, para recordar toda la vida…